Rumania, 1981. Ceausescu lidera la Rumania comunista y escribe la historia oficial con ayuda de la Televisión Nacional. Mugur Calinescu, un adolescente de 16 años, escribe con tiza y en mayúsculas otra historia en las paredes, con mensajes de protesta contra el régimen. Todas sus acciones se recopilan en un voluminoso archivo que guarda la Policía Secreta (Securitate), que le observa e interroga.