Julio, 1976. Durante un mes y medio tiene lugar en la selva amazónica una aparatosa empresa científica y militar auspiciada por los gobiernos de Gran Bretaña y Ecuador. Su objetivo es explorar unas galerías legendarias conocidas como Cueva de los Tayos, y entre sus filas cuenta con Neil Armstrong, el primer hombre en pisar la Luna. Tras adentrarse en el espacio, el astronauta quiere ser de los primeros hombres en sumergirse en los misterios del mundo subterráneo.

Tayos ha despertado el interés de numerosos aventureros desde que, en 1969, el húngaro Janos Moricz afirmara haber encontrado en sus profundidades una librería metálica con la verdadera historia de la humanidad, así como los conocimientos científicos de una civilización extinguida. Desde entonces, la cueva ha sido el epicentro de numerosas leyendas y pretensiones arqueológicas. Sin embargo, para los científicos constituye todavía una imponente obra de la naturaleza con interrogantes todavía por resolver.

El geólogo alemán Theofilos Toulkeridis está decidido a explorar la cueva y poner fin a lo que considera interminables historias fantásticas sobre el origen de sus extraordinarias formaciones. Pero no es el único con intereses en juego. Rafael Calderón, que ha estado en Tayos cinco veces y afirma haber tenido allí encuentros con seres de otros mundos, está dispuesto por su parte a probar que la cueva contiene más secretos que los que la ciencia quiere reconocer.

¿Cuál de las dos posturas prevalecerá? En la oscuridad del mundo subterráneo, donde estrechas galerías desembocan en salones fabulosos y hallazgos inesperados, es posible que acabemos conociendo más sobre nosotros mismos que sobre la cueva que dio lugar inicialmente a la búsqueda.