En un instituto de los suburbios parisinos, adolescentes tan afortunados como para asistir a sus cursos hablan, entre clase y clase, en ocasiones durante la clase, sentados en el pasillo o en unos bancos del exterior, mientras la ciudad se extiende a su espalda y a sus pies. Claire Simon establece un diálogo cinematográfico en el que conversan sobre sus historias personales, sus familias, y también sus pasiones y sus soledades. A esta edad, empiezan a plantearse dejar atrás a sus familias, si las tienen, o incluso a huir de ellas cuando están completamente rotas. Ir por su cuenta puede comportar tantas cosas buenas como malas. Este film se convierte en el lugar donde exploran y discuten el sentido de todo ello.