Programa:

• DE BRUG (Joris Ivens, Países Bajos, 1928, 15’)
• REGEN (Joris Ivens, Mannus Franken, Países Bajos, 1929, 14’)
• POUR LE MISTRAL (Joris Ivens, Francia, 1965, 33’)

La cualidad poética en el trabajo de Joris Ivens es quizás, junto con la política, la más referenciada entre los grandes admiradores de su obra. Con frecuencia se le atribuyen calificativos como "el gran poeta del documental" (Haudiquet, 1967) o "uno de los poetas líricos más destacados del cine" (Garel, 1989).

En un sentido más profundo, el lado poético de Ivens se mostró de forma intermitente a lo largo de su carrera. Fue una persona con innumerables intereses, así que esta recurrencia a la poética bien podría considerarse como un valioso obsequio para aquellos espectadores demandantes de un cine intimista. Si nos remontamos a sus inicios como cineasta, su mirada poética alcanzó su plenitud en los primeros compases de su carrera, influenciada en gran medida por las vanguardias artísticas de los años veinte. Este enfoque se refleja claramente en De brug (El puente, 1928), considerada su primera película profesional y madura; y en Regen (Lluvia, 1929), su primera gran obra maestra que aborda el subgénero de las "sinfonías urbanas" desde una perspectiva atípica, al mostrar la ciudad a través del condicionante externo introducido por la lluvia.

Si avanzamos en el tiempo, el segundo gran momento poético de su carrera coincide con su establecimiento en París, época que podemos calificar como "etapa francesa" (1956-65). Durante este tiempo, Ivens se embarcó en nuevas creaciones desde una perspectiva poética, destacándose Pour le Mistral (El Mistral, 1965). De esta manera, Ivens avanzaba en su exploración de lo poético a través de este viento, sin dejar de lado otros aspectos como lo político, lo humano o lo visual.

Ivens nunca defraudó en este campo, independientemente del concepto al que se acercara, desde objetos hasta fuerzas intangibles de la naturaleza. Sus obras poéticas lo encaminaron progresivamente hacia un cine de lo metafísico. Solo por ello, el cine de Ivens merece un lugar privilegiado en la historia del cine del siglo XX.

Severiano Casalderrey Conde