Programa:

• CUBA, PUEBLO ARMADO (Joris Ivens, Cuba, 1961, 35’)
• LE TRAIN DE LA VICTOIRE (Joris Ivens, Chile, 1964, 9’)

La estrecha relación con la guerra es otra de las constantes más reconocibles en la carrera de Joris Ivens. Su cámara estuvo presente en numerosos conflictos, siempre al servicio de alguna causa noble por parte del cineasta. Este compromiso demostraba hasta qué punto su nivel de involucración era honesto y legítimo, sin importar el peligro que entrañaba el campo de batalla. Siempre se movía por la llamada del deber, recordando en su forma de actuar a los corresponsales de guerra.

Contribuyó al documental de guerra a lo largo de casi cuatro décadas, entre los años treinta y los setenta, lo que lo convierte en un “cronista de guerra” en el sentido completo del término. ¿Pacifista o beligerante? Ciertamente, ninguna de estas posturas antagónicas serviría como respuesta tajante para definir su pensamiento. Fue una persona cuyo ideario no defendía la guerra, sino la revolución, entendida ésta como el vehículo necesario para la defensa de los derechos sociales de cualquier pueblo. Esto explica su fuerte conexión con la causa cubana, a la que contribuyó con Cuba, pueblo armado (1961). El contacto con la guerrilla cubana marcó otro de los episodios clave en la vida de Ivens, tanto por su contribución cinematográfica como por su labor de formador en cinematografía para los miembros del ejército.

A lo largo de los años, Joris Ivens participó en numerosas guerras, ya sea activamente (Guerra Civil Española, II Guerra Sino-Japonesa, Guerra del Vietnam...) como desde la distancia (II Guerra Mundial). Lo hacía siempre con la intención de apoyar a los oprimidos. En otros casos, su pensamiento buscaba conciliar los conceptos de victoria y de paz. Así lo manifestaron varios de los títulos realizados durante sus años tras el Telón de Acero (1947-56), algo que recuperó para su film Le train de la victoire (El tren de la victoria, 1964), una road movie que documenta el viaje en tren de Salvador Allende durante su campaña a la presidencia chilena en 1964. En este caso, se trataba de una lucha fundamentada en la esperanza desde una óptica democrática. Casi diez años más tarde, los acontecimientos convirtieron el conflicto encubierto en una realidad, otorgando así un mayor valor histórico a la película de Ivens.

Severiano Casalderrey Conde