Berger se acerca al carnaval con precisión pictórica y vitalidad, pero no se trata del desfile sino de sus preparativos, de la espera, de las horas previas al acontecimiento en el que los cuerpos se sueltan y se transforman. La película convierte la víspera en motivo de misterio y regocijo visual. Además se introduce la ficción en el documental para introducir a los personajes que Berger crea desde cero, pero aun así el documental acaban introduciéndose en la vida de los personajes reales. Un ejercicio sobre los cuerpos, el kilombo y el descontrol “la fiesta de la carne”.