La conocí en 2003, en Mali, durante el rodaje de un documental. Djeneba era una adolescente alegre,que afrontaba con valentía su difícil realidad: ser albina en uno de los países más pobres de Africa. Su actitud me impresionó y le grabé una entrevista para mi archivo.

Cinco años después, en 2008, rescaté aquellas imágenes para un corto que titulé con su nombre, “Djenneba”. La película ganó el premio Notodofilmfest al mejor documental de aquel año. 

Eufórico, prometí buscar a Djeneba para darle la noticia y compartir el premio. Pero no lo hice. Once años después regreso a Mali, Buscando a Djeneba, para enfrentarme a una promesa largamente incumplida.