La península venezolana de Araya es uno de los lugares más secos de la tierra, explotado durante más de quinientos años debido a sus abundantes minas de sal. La directora captó la vida de los salineros a través de impresionantes imágenes, subrayando la dura vida de la región y sus artesanales métodos de trabajo, antes de que estos desaparecieran con la llegada de la industrialización.