HYDROMANCY [Matterlurgy (Helena Hunter, Mark Peter Wright), 2021, 14']
Filmado en el National Oceanography Centre (Reino Unido), un centro de renombre mundial para el desarrollo de tecnologías que investigan los océanos del mundo, los sistemas terrestres y la biosfera, Hydromancy mezcla el documental con la intervención artística, considerando el océano como un entorno sensorial y un objeto científico.
Como espectadores, visitamos un laboratorio de corales bañado en luz azul; un taller de ingeniería en el que los vehículos autónomos están equipados con sensores para medir las corrientes oceánicas, la temperatura y la composición química. Por último, entramos en un laboratorio que burbujea con algas y fitoplancton cultivados. Hydromancy pone de relieve las herramientas, las tecnologías y los espacios relacionados con la detección y la modelización de los océanos. La cámara navega por el laboratorio y el campo mientras la tecnología y la biología se fusionan. El agua, que entra y sale de la escala y la perspectiva, actúa como un portal que abre una brecha en el tiempo y el espacio. Al igual que las corrientes del océano, los datos, los organismos y los medios de comunicación se agitan. En la película aparece el Hydromancer, una expresión entre la voz, el canto, el aliento y la atmósfera; una heteroglosia sin forma que cuestiona el lenguaje, la representación y las formas de conocimiento.

ICE CORES (Susan Schuppli, 2019, 66')
Ice Cores muestra las líneas de investigación del Archivo Canadiense de Núcleos de Hielo y del Laboratorio de Geoquímica del Cuaternario de la OSU en Estados Unidos, así como el retroceso de los glaciares, poniendo como ejemplo el glaciar Athabasca en Columbia. Los materiales liberados a la atmósfera, ya sean cenizas de erupciones volcánicas o contaminantes antropogénicos como el dióxido de carbono procedente de la quema de combustibles fósiles, se van almacenando en los archivos helados de la Tierra, sobre todo aquellos que se han depositados en las capas de hielo que se encuentran en la Antártida y Groenlandia. Gracias al análisis de la información que queda registrada en el hielo, los científicos pueden reconstruir, entender y perfeccionar el modelo climático global.