Capítulo II: Visiones (Música para los ojos)

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Capítulo II: Visiones (Música para los ojos)

La segunda sesión de los Relatos del ruido explora algunas conexiones entre las músicas experimentales y las artes visuales, desde piezas surgidas como homenaje a figuras como Manuel Millares, Wolf Vostell, Concha Jerez, Yves Klein, Moisès Villèlia, Fuencisla Francés, Pablo Gargallo, Antoni Tàpies, Teresa Codina, Isidoro Valcárcel Medina o Javier Aguirre… hasta reflexiones sonoras acerca del color, la mirada, la luz y la visión.

> Comisariado y presentado por Miguel Álvarez-Fernández.

El viaje comienza con varios destellos electrónicos, próximos al glitch o a las llamadas “estéticas del error”. Son las delicadas texturas electroacústicas con las que Miguel Ángel Garcia (1980) —también conocido como xedh—, y Xavier López (1981) evocan el color rojo —esta última palabra conforma el título de la obra con la que iniciamos nuestro recorrido—.

Los elementos ruidistas, con resonancias de la música industrial (e incluso el punk), que conforman esta composición tan paradójicamente sutil pueden evocar, al menos en cierto sentido, la violencia matérica característica de las últimas obras de Manuel Millares (1926-1972), un artista homenajeado en la pieza para ensemble Antropofauna, de Carlos de Castellarnau (1977), cuyos sonidos instrumentales se superponen con los timbres electrónicos de la primera obra en una combinación de dos estéticas —o, más bien, de dos escenas musicales, o incluso dos estilos de vivir y componer— en principio poco conciliables.

Todo ello es interrumpido, a modo de inopinada interferencia, por “Wolf-Garten”, el primero de los cuatro extractos de la obra de José Iges (1951) Dedicatorias —un conjunto formado por sesenta piezas de un minuto de duración cada una— que irán apareciendo en distintos momentos de esta audición. Primero escuchamos la voz de Wolf Vostell (1932-1998), y unos minutos después sonará la de Concha Jerez (1941), dedicataria de la pieza titulada “Infinito”. Más adelante irrumpirán las piezas tituladas “Guernica” —con la que recordaremos, evidentemente, a Picasso, aunque esta obra de Iges esté dedicada a Manuel Borja Villel— y “Dead in Translation (Brando in Paris)”, dedicada conjuntamente a Isidoro Valcárcel Medina (1937) y a Javier Aguirre (1935- 2019).

El colectivo maDam, surgido en Madrid en 2011 a partir de un taller impartido por Wade Matthews, interpretó en 2018 la única obra musical de Yves Klein (1928-1962), la Symphonie Monotone-Silence. Concebida como el equivalente sonoro de sus pinturas monocromáticas, aquí compartirá el espacio acústico con la ruidosa Peça per a serra mecànica, que Josep-Maria Mestres Quadreny (1929-2021) compuso en 1965 —por lo que se considera la primera obra de música electrónica realizada en Cataluña—. La pieza fue creada mediante grabaciones de la sierra con la que el escultor Moisès Villèlia (1928-1994) realizaba sus móviles de madera, y esas sonoridades también la convierten en una obra precursora de la después denominada música industrial. De Mestres Quadreny también escucharemos, en el tramo final de esta audición, Comiat a Tàpies —obra compuesta el mismo día del fallecimiento de su amigo Antoni Tàpies (1923-2012) mediante la disolución computarizada de una cita de Bach— y El teler de Teresa Codina —que Mestres elaboró a partir de grabaciones del proceso creativo de Teresa Codina (1926-2016) en la elaboración de sus tapices, y que en 1974 fue presentada en el contexto de una exposición dedicada a la artista en la galería Dau al Set de Barcelona, configurando una temprana instalación sonora—.

La palabra, o más bien sus vestigios, aparecen en el homenaje que el poeta sonoro Bartolomé Ferrando (1951) dedica, literalmente, A Fuencisla Francés (1944), artista visual que ha trabajado desde el óleo hasta la instalación, empleando frecuentemente el papel como elemento principal de su poética. Ferrando descompone fonéticamente el nombre de la artista, trasladándolo —y trasladándonos, como oyentes— hacia los límites del significado verbal. La voz humana, en una modalidad más cercana al canto, también destaca en Ceilingeyes, una composición de Narcoléptica —Beatriz Vaca Campayo (1985)— que nos remite al rock experimental, a cierta psicodelia contemporánea, e incluso a la música drone. Toma el relevo otra composición próxima al rock, pero de carácter más repetitivo, firmada por Joaquín Pardinilla (1961) y titulada Sueño de Gargallo, que forma parte de una composición en doce fragmentos que Pardinilla concibió para un documental dedicado al escultor Pablo Gargallo (1881-1934).

La psicodelia, así como la drone music (o, como preferimos denominar en español, música pedal), reaparecen con la pieza Worldfood VII (To See Him With My Eyes), de Ramón Sender Barayón (1934), hijo de la activista anarquista Amparo Barayón (represaliada por el régimen franquista) y del escritor Ramón J. Sender. La composición fue realizada en 1965 en el San Francisco Tape Music Center, instituto fundado por el propio Sender Barayón junto a Morton Subotnick, y debido a su larga duración irá apareciendo y desapareciendo hasta el final de la audición.

Nuestro siguiente acercamiento sonoro al fenómeno de la visión procede del ámbito de la fonografía (entendida como una práctica artística que trasciende los intereses del paisajismo sonoro), y es un trabajo de Juan Carlos Blancas (1973) —figura referencial en este campo— titulado Luz tenebrosa. Sus grabaciones dan paso a Visions III, una etérea composición de Yamila Ríos (1983) cuya beatífica sonoridad dialoga aquí con la agresividad acústica de la obra de Mestres-Quadreny antes mencionada, Comiat a Tàpies.

El teler de Teresa Codina, del mismo autor, fusionado con Worldfood VII (To See Him With My Eyes), de Sender Barayón, nos acompañan —momentáneamente interrumpidos por la última de las Dedicatorias de Iges— hasta el final de esta audición de aspiraciones sinestésicas (o, al menos, tan paradójicas como su título).

 

 

 

 

 

Finalizado
Pases:

Todos los pases han sido proyectados.