Las audiciones seleccionadas para este recorrido reflejan esos conceptos de diversas maneras, que se entrecruzan del mismo modo que las propias piezas escuchadas. Así, por supuesto, presentamos el trabajo de algunas “figuras pioneras”, cuya labor en el ámbito de la creación sonora experimental se adelantó —en el contexto cultural español, pero a veces también desde una perspectiva internacional— a lo que vendría después. Pensamos en Roberto Gerhard (1896-1979) o en José Val del Omar (1904-1982), que ciertamente preconizaron lo que hoy denominamos música experimental. Además, algunas de sus creaciones —como DNA in Reflection o Aguaespejo granadino— evocan un oscuro y remoto origen, infinitamente más profundo y ancestral que el de esas genealogías estéticas que estos autores encabezan.

De manera semejante, compositores como Eduardo Polonio (1941) o Gabriel Brnčić (1942) también han sido precursores —dentro de otro momento histórico y otro marco generacional— en el ámbito de la experimentación musical con medios electrónicos. Y, al igual que en el caso anterior, las obras que escucharemos (Trois moments précédant la genèse des cordes y Dos esbozos para antiguos instrumentos electrónicos, respectivamente) también presentan conexiones —tanto líricas como técnicas— con la temática de esta sesión.

La pieza Étude aux disques de gramophone nos refiere otra vez a los inicios de la fonografía (así como, retóricamente, a los de la música concreta). Su autor, Miguel Molina (1960), puede igualmente considerarse —junto a José Antonio Sarmiento— un pionero: a ellos debemos la implantación de los estudios sobre arte sonoro dentro de la universidad española.

Otras asociaciones con esa idea de comienzo u origen vienen dadas por los propios títulos de las piezas escogidas. Es el caso de L'inizio, de Jep Nuix (1955-1998), así como de In principio y El principio del fin, ambas de Fátima Miranda, que además ocupan, dentro de esta sesión de escucha, posiciones que hacen referencia a esos mismos títulos. 

Un sentido poético similar puede encontrarse en la incorporación a este itinerario sonoro de trabajos como Proto-Kanta / Esistitzen Ez Den Herrialde Bateko Sehaska Kanta [Canción de cuna de un país que no existe], de Xabier Erkizia (1975) o Despertar a "La vida es sueño", de Zuriñe Fernández Gerenabarrena (1965).

El sentido más fisiológico de la idea de origen o génesis —si bien ya estaba apuntado en algunas piezas antes mencionadas— cobra una curiosa concreción en la escucha de Maternidad (Sabor a cristal III), de Consuelo Díez (1958), y de Tamaran (gocce di sperma per 12 pianoforti), obra de otro de nuestros más destacados y singulares pioneros: Juan Hidalgo (1927-2018).

Resulta también curioso, y hasta paradójico, que una enumeración de autores termine con la mención de otro precursor —pues, desde cierta perspectiva, ese nombre debería figurar, más bien, al inicio de estas líneas—. Pero nuestros “Relatos del ruido” celebran, precisamente, el carácter no lineal de la historia —igual que el de la propia escucha musical—, así como la esencial fragmentariedad de cualquier narración —se componga ésta de letras impresas o de sonidos vibrantes—. Ello evidencia que éste que aquí se propone es, simplemente, uno de los infinitos inicios posibles (y que lo más importante, siempre, es empezar).