Partiendo de una historia entre fantasiosa y coyuntural, construye un universo típicamente berlanguiano aunque sea llevado al plano de la abstracción.
La perfecta dosificación de un humor en los límites del absurdo y un ternurismo nada blando constituyen las claves de su atractivo y su valor.En plena Guerra Fría, el profesor Hamilton, un sabio ingenuo que creía en las bondades de la energía nuclear, al darse cuenta de su error, huye y se lleva consigo todos sus secretos. Encuentra refugio en Calabuch, un pueblo mediterráneo que a él le parece maravilloso porque la gente se limita a vivir y conserva el sentido del humor y de la amistad.