AMOS VOGEL. AMOS EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS

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AMOS VOGEL. AMOS EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS

«Hoy en día, cuando la gente me pregunta cómo puedo ser optimista en cuanto a las posibilidades de la política progresista o del arte subversivo, digo: “Me fío más de mis enemigos que de mis amigos”. Estoy convencido de que mis enemigos continuarán cometiendo las mayores injusticias y, por lo tanto, inevitablemente, provocarán una revuelta por parte de aquellos que están siendo excluidos o reprimi- dos por medios artificiales y por la fuerza. El poder del impulso artís- tico que crea lo que llamamos la vanguardia no puede ser superado; siempre se levantará de nuevo». (Amos Vogel)

En abril de 2012, cuando Amos Vogel murió a la edad de 91 años, su obituario en el New York Times declaró una realidad: «Ejerció una influencia en la historia del cine que pocos «no-cineastas» pueden reclamar». Le seguía una cita de Martin Scorsese: «Era un gigante». Es inevitable fracasar de forma igualmente gigantesca al intentar hacer plena justicia a un hombre así en el centenario de su nacimiento. Lo único a lo que podemos aspirar con esta selección de películas es a recordar algunos aspectos de Amos —de su legado como curador, escritor, fundador y profesor de cultura cinematográfica— y a seguir su ejemplo: seleccionar sólo lo mejor, pero sin caer en el burocratismo.

Amos Vogel(baum), a quien llamaron así por un crítico social y profeta del siglo VIII, nació en el seno de una familia judía progresista de Viena. Creció en la legendaria década de la «Viena Roja» y asistió a la escuela secundaria durante el austro-fascismo y el Anschluss nacionalsocialista de Austria en 1938. Le fascinaban las películas y los libros, pero no pudo cumplir su sueño de con- vertirse en escritor cuando, por razones de supervivencia, tuvo que exiliarse en Nueva York durante su adolescencia.

En otoño de 1947, cuando todavía era estudiante en la New School for Social Research de Manhattan, Vogel y su esposa Marcia fundaron Cinema 16 —«una sociedad para el cinéfilo adulto»—, donde proyectaban películas «que no se pueden ver en otros lugares» y las programa- ban en sesiones que desafiaban las categorías. Cinema 16 sorteó las reglas de la censura y de la exhibición comercial de películas, y —con una afiliación que pronto ascendería a 7 000 miembros— renovó la esperanza del movimiento de cineclubes en la Europa de entreguerras. Se convirtió en un organismo central de inteligencia para el florecimiento de la cultura cinematográfica norteamerica- na durante los años 50 y 60.

En 1963, Vogel cerró Cinema 16, escribió un libro infantil y se convirtió en el cofundador y codirector del Festival de Cine de Nueva York. No obstante, para finales de los 60, sus ideas sobre lo que un festival de cine podría (y no debería) ser ya no eran compatibles con la cultura del gran capital, conservadora y de mente cerrada, que reinaba en el Lincoln Center. Vogel se dedicó entonces a la enseñanza y comenzó a concebir un libro para lectores adultos. Mantuvo su puesto como profesor en la Universidad de Pennsylvania más tiempo que nadie en su carrera (1973-91) y el libro, Film as a Subversive Art (1974), demostró ser una de las publicaciones cinematográficas más icónicas (y atractivas, desde el punto de vista iconográfico) de todos los tiempos. Ambas acti- vidades prolongaron la actitud que habría mantenido toda su vida de compartir y mostrar sin miedo lo que había visto y entendido, que era, sobre todo: el poder del arte y el cine, así como sus límites frente a la historia.

Nuestro primer encuentro con Amos tuvo lugar en 1993. Él había regresado a Viena para dar un discurso cuyo título podría traducirse como «Un llamamiento a la cautela» o «Un llama- miento a la desconfianza». Era un socialista escéptico y antidogmático; un hombre profundamente racional que celebraba las fuerzas semihipnóticas e irracionales del cine; un modernista que se regocijaba en el concepto premoderno de la Wunderkammer donde el «arte» y las «curiosidades» aún no están separadas. Con nuestro homenaje esperamos invocar a este espíritu y a algunos de los espíritus que lo perseguían y lo tranquilizaban. No estamos duplicando sus programas, pero Amos proyectó o escribió más de la mitad de las películas que hemos escogido. Hay un elemento introductorio en cada programa (cortesía de Paul Cronin) y sólo un largometraje —un sustituto de muchos que podrían haber ocupado su lugar (de Buñuel, Herzog, Chytilová o Garrel). Al igual que en los programas de Amos, hay mucha confrontación y animación, y ciencia, y sexo. Además, dado que siempre trató de mantenerse al tanto de la producción actual, también se pueden encontrar películas recientes de artistas demasiado jóvenes para haber entrado en su campo de visión.

Siempre hubo detalles de Aby Warburg en el estilo de Vogel: los serios juegos de memoria visual y asociación cultural del historiador de arte perduran en la relación del joven con las películas. Este programa también puede verse como un Atlas Mnemosyne en memoria de Amos Vogel.

Alexander Horwath y Regina Schlagnitweit

 

Finalizado
Fecha
2, 3 y 4 de abril de 2021