Desde una playa cristalina, "Loubia Hamra" se interna en la oscuridad de la noche tras una manada de niños. Una especie de viaje alucinado que es en realidad una reinterpretación y puesta en escena de la guerra de independencia argelina que conjura lo real desde la ficción. Reconstrucción, falso documental con aires de sueño (o pesadilla) que cuestiona cuál es el mejor modo de representar la realidad en un medio como el cine. Pues el material de archivo no refleja ni la memoria de los hechos impresionada en quienes los vivieron, ni su fuerza emocional. Es así como el viaje sensorial y simbólico propuesto en el film, su rebeldía gozosa, su caos rítmico, constituye uno de los documentos más fieles del levantamiento contra la opresión colonial. como si Jean Vigo y Jean Rouch rodaran a cuatro manos "El señor de las moscas".